domingo, 13 de diciembre de 2009

Un mal día para Puerto Rico

corren lágrimas

la epidemia del tener

embarga vidas sin permiso

entumece la sangre

como frío del norte


cuelgan en el zaguán

los panes y los peces

en espera de un milagro gratuito


el corazón estático

piensa que será mañana

si el pantalón o el carro

volverán a trabajar


triste apocalipsis caribeño

mutilados estamos todos

atónitos de verdades disfrazadas

de antojos rancios

de penas compartidas


este insularismo perpetuo

nos esclaviza sin carimbo

ruega, ruego, ruegas

que este espejismo

regrese al desierto

y deje la calidez de su esperanza

en la puerta…